El Carnaval que pasó, paréntesis de la rutina, me devolvió preciosos momentos de mi adolescencia.
Tiempo de brotes verdes.
Cuando no era necesario esperar el Carnaval para nadar en el mar de la multitud desinhibida.
Suerte tener el Carnaval para sentirnos anónimos todos en las calles, como realmente somos.
Revelando con inocencia los cuerpos propios y ajenos, alimentando el deseo, descubriendo la necesidad.
Necesidad que se tiene de los otros.
Cuánta ceniza ha llovido en diez años, pregunto y exclamo.
Suerte aquerenciar en un rincón del alma colectiva la bacanal, que una vez al año viene a rescatarnos.
Como dice el poetinha, quiero vivir y ver el próximo Carnaval para sacudirme la ceniza del día a día.
“Acabou nosso carnaval, ninguém ouve cantar canções,
ninguém passa mais brincando feliz.
e nos corações saudades e cinzas foi o que restou… “
“Quem me dera viver pra ver e brincar outros carnavais,
com a beleza dos velhos carnavais…”
Vinicius de Moraes fragmento de “Marcha de quarta-feira de cinzas”
Que en este tiempo de Scruff, Grindr, Manhunt, Bender, y las mil y unas, que alguien como quiera nadar en la multitud de las calles me parece magnifico.
Bravo.
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Cuanta razón tiene Pearl Diver, con tanta sobreinformación que tenemos ahora que hasta sabemos quienes son los gays del barrio porque los hemos visto por Grindr y a veces ese anonimato (y porque no, también ese puterio) carnavalero es una pasada.
Tengo que preguntarte algunas cosas de los carnavales de allí.
Muchos besos.
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Christian aquí me tienes dispuesto a responder tus preguntas, en mi papel de folião 😉
(Folião es el que se entrega a la folia, el bullicio carnestolendo)
Besosss
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Mi record de folladas con distintos tíos x noche se lo debo a un carnaval en San Salvador de Bahía. 🙂
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